Los pilotos japoneses no tienen buena fama fuera de su país. Pocos han llegado lejos en Europa o en Estados Unidos, y la mayoría han sido calificados de imprudentes, kamikazes y peligrosos. Pero aunque los nipones hayan triunfado más en las motos, en los coches también han destacado, sobre todo gracias a la ayuda de marcas como Honda, Toyota, Nissan o Mitsubishi. En general, los japoneses cuentan con el apoyo de una gran marca, pero la mayoría se quedan en casa, compitiendo en categorías como el Super GT. Sin embargo, hay otros (como nuestro hombre de hoy) que no se conforman y deciden dar el salto, con mayor o menor éxito. La de hoy es una historia de cambio, pero también de lealtad.
Nacido en Tokio en 1977, Takuma Sato es un ejemplo simbólico del piloto japonés medio. Pero él no tenía previsto conducir, sino pedalear. Siendo niño, ganó varios campeonatos de ciclistas en su país y llegó a ser considerado una de las promesas de la bicicleta. Pero con 19 años decidió cambiar las dos por las cuatro ruedas y se compró un kart. En 1997 entró en la escuela de conducción que Honda había creado en el circuito de Suzuka. Después de impresionar a los miembros de la escuela, ganó el campeonato de karts que esta organizaba y recibió una entrada becada para competir en la Fórmula 3 japonesa al año siguiente.
Pero Sato solo compitió una carrera en la Fórmula 3 en su país y decidió dar el salto a tierras europeas, concretamente de camino a Gran Bretaña; en las Islas corrió algunas carreras de Fórmula Vauxhall a mediados de 1998. Diamond Racing le fichó y le hizo competir en diferentes categorías a lo largo de 1999. Ganó la primera carrera de la Fórmula Opel Euroseries, disputada en Donington Park. Aunque no compitió en todos los certámenes, acabó sexto en dicho campeonato. También fue subcampeón de la Copa Europa, otra fórmula inglesa, en la que acabó a tan solo tres puntos del campeón. Y participó en siete carreras de la Fórmula 3 británica, ganando tres de ellas y sumando dos segundos y un tercer puesto, eso sí, en la clase B.
Trevor Carlin ya empezaba a asomar la cabeza con su equipo de Fórmula 3 y fichó a Sato para dar un salto de calidad. Y vaya si lo dio. El japonés permaneció en el equipo dos temporadas. Finalizó tercero en la F3 británica en el año 2000, consiguiendo cuatro victorias y seis pole position. También ganó en Spa, en la ronda puntuable para la F3 francesa. Tuvo poca suerte en las carreras de un día: octavo en el Superprix de Corea, decimocuarto en Macao, vigesimoctavo en el Masters de Zandvoort (saliendo tercero) y abandono en la Copa Europea, celebrada en Pau. Pero en 2001 lo ganó todo: doce victorias, quince vueltas rápidas y diecisiete podios le llevaron al título inglés de Fórmula 3. También ganó en el Masters (con triplete incluido) y en Macao, aunque volvió a abandonar en la Copa Europea.
A pesar de haberles dejado tirados en Japón, rechazando un asiento en la Fórmula 3 nipona en 1998, Honda siempre dio los mejores motores a Takuma Sato en su etapa europea. Su gran año hizo que la marca le llevara directamente a la Fórmula 1. En las filas del equipo Jordan, que ya empezaba a decaer en su rendimiento, Sato tuvo una temporada de debut accidentada. La zona media fue su hábitat natural en 2002, hasta que en Suzuka aguantó en una carrera de supervivencia para lograr un quinto puesto, sumando sus dos primeros puntos. Cambió de equipo en 2003, siendo probador del equipo BAR. Y compitió en la última carrera, también en Suzuka, donde fue sexto y sumó otros tres puntos.
BAR decidió confiar en él, para así contentar a Honda pero también para comprobar sus dotes al volante. En 2004, Sato empezó de forma irregular, con algún que otro accidente. Pero su podio en Indianápolis le dio confianza y le ayudó de cara al final de la temporada, en el que puntuó en la mayoría de las carreras. Acabó octavo, y ayudó a BAR a ser subcampeón de Constructores. 2005 no fue tan bien. El coche no era bueno, pero también tuvo mala suerte: en Malasia no corrió por culpa de un fuerte resfriado, y en Imola los dos BAR fueron descalificados por pesar menos de lo exigido, aunque este hecho solo se demostró en el coche de Jenson Button. El japonés solo puntuó una vez (octavo en Hungría) y acabó en una decepcionante vigesimotercera posición.
Cuando Honda compró el equipo BAR, a Sato le ofrecieron un puesto de tercer piloto. Pero el piloto de Tokio lo rechazó y se fue a Super Aguri, una especie de equipo filial, montado por el ex piloto Aguri Suzuki. Los tres años de Sato no tuvieron nada en común. En 2006 el coche no dio para mucho, pero el japonés se las arregló para ser décimo en Brasil y superar a sus compañeros de equipo. Aunque aguantó en carreras de supervivencia, el año fue discreto y acabó vigesimotercero. Con un chasis basado en el Honda de 2006, el Super Aguri de 2007 fue más rápido y permitió al equipo conseguir sus primeros puntos: Sato fue octavo en Montmeló y sexto en Canadá, donde pudo haber acabado más arriba si no hubiera sido por un error en boxes. Sumó cuatro puntos y acabó decimoséptimo.
Pero en 2008 Super Aguri quedó tocado de muerte debido a la falta de apoyo económico. Sato y su compañero Anthony Davidson hicieron lo que pudieron en pista, con unos medios muy limitados. Finalmente, después de cuatro carreras, Aguri Suzuki se vio obligado a cerrar el tinglado y dejó a Sato y a Davidson de patitas en la calle. El japonés intentó mantenerse en la Fórmula 1, haciendo varios test para el equipo Toro Rosso. Aunque fue más rápido que Sébastien Buemi y Sébastien Bourdais, ambos consiguieron el volante; el suizo lo consiguió gracias a la política de Red Bull, empeñada en subir a jóvenes valores, mientras que el francés dispuso algunos patrocinadores de los que Sato no disponía.
Después de pasar todo 2009 en blanco, Takuma Sato cambió de parecer y al ver que en la Fórmula 1 nadie se moría de ganas por sus servicios se marchó a Estados Unidos, a competir en la IndyCar. KV Racing Technology ha sido su equipo en las dos últimas temporadas. La temporada 2010 vio a Sato en el muro en muchas ocasiones. Una novena posición en Edmonton fue su mejor resultado, pero la mala suerte y los flojos resultados dejaron al japonés en la vigesimoprimera posición final. 2011 acabó mucho mejor. Dos pole position en Iowa y en Edmonton dieron confianza a un Sato que rindió bien tanto en circuitos ruteros como en ovales, su asignatura pendiente. Cuarto en Mid-Ohio y quinto en St. Petersburg y Texas, acabó decimotercero.
La unión entre Honda y Takuma Sato no se romperá fácilmente. El piloto de IndyCar cambia de equipo pero no de motorista, ya que la marca nipona equipa a Rahal Letterman Lanigan, el nuevo equipo de Sato. La Fórmula 1 no quiso que uno de los pilotos más espectaculares de los últimos tiempos siguiera en su parrilla. En su lugar, la IndyCar ha ganado a un hombre que nunca se rinde ante la adversidad y que además da guerra, algo que es una característica esencial para los americanos, tanto en el deporte como en la vida. Takuma Sato será el hombre Honda durante muchos años. Y esperemos que con 35 años recién cumplidos siga en forma.
Y el miércoles en "Los hombres tienen nombre", Esteban Guerrieri, el hombre al que robaron en Europa y que volvió a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario