La historia se repite. Adrian Newey ha vuelto a crear un coche rápido, imbatible y, sobre todo, fiable. Después de revolucionar el mundo del automovilismo a base de crear coches muy rápidos pero no demasiado fiables, en Red Bull Newey ha encontrado la tecla que necesitaba para volver a lo más alto con el RB7. Y este hecho ha provocado que la lucha por el título haya perdido la emoción que ganó en 2010.
Hace dos meses que la Fórmula 1 arrancó sus motores en Australia y parece ser que el campeón ya puede estar definido. Sebastian Vettel va camino de hacer una temporada antológica, con un inicio comparable a los dos títulos de Jim Clark, los tres de Jackie Stewart, el de Nigel Mansell en 1992, los de Michael Schumacher en Ferrari, o el de Jenson Button hace dos años. Todos ellos empezaron el año de forma aplastante, para después administrar la ventaja cómodamente adquirida. Parecía que ninguno de estos hombres iba a fallar nunca, ya que contaban con un monoplaza que levitaba sobre el asfalto, y al que controlaban mejor que sus compañeros de equipo, fuera por órdenes o por puro talento.
El caso es que Vettel ha ganado cinco de las seis primeras carreras, un hecho que los pilotos mencionados anteriormente también realizaron. El piloto alemán ha cumplido el dicho que dice que un piloto corre con menos presión cuando ya es campeón del mundo. Incluso podría haber ganado en China, pero una estrategia equivocada le privó de ello. Su compañero Mark Webber ha comenzado de forma irregular y muchos le están bajando del asiento de cara a 2012. El australiano es un luchador nato, y aunque parece que no hace más recibir golpes desde que perdió el título por culpa de la falta de apoyo de Red Bull en 2010, será mejor no darle por muerto aún.
McLaren es, por ahora, el único equipo capaz de plantar cara a la estructura de Christian Horner. Lewis Hamilton alterna días buenos, como en España y en China, con otros malos, como en Malasia o en Mónaco, donde fue penalizado por partida doble. Por otro lado, Jenson Button sigue sin tener la velocidad pura de su compatriota pero la constancia juega a su favor. La catastrófica pretemporada, en la que sufrieron muchos problemas mecánicos, ha quedado atrás, ya que McLaren decidió no introducir ningún artilugio de los que probaron en Jerez o en Barcelona en el MP4-26. Este retroceso ha demostrado que el equipo tiene muchos recursos para seguir ganando. Además, el dúo británico de pilotos es muy sólido, y sabiendo cómo se las gastan en casa de Ron Dennis, no se descarta una posible reacción que no llegó a finales de 2010.
Ferrari tampoco parece sufrir excesivos cambios. Fernando Alonso tiene un ritmo demoledor en cada carrera, y la entrega del asturiano ya le ha dado dos podios a la escudería italiana. Pero Felipe Massa sigue sin acercarse a su compañero, y parece que las opciones del brasileño se diluyen cada vez más. El mal comienzo de temporada ha vuelto a encender las alarmas en Maranello. Más de uno ha intentado cortar la cabeza de Stefano Domenicalli, pero Luca di Montezemolo no parece muy dispuesto a ejercer el papel de verdugo. La destitución de Aldo Costa puede jugar a favor del "Cavallino Rampante", pero el acierto se verá en las próximas carreras. Se ha dicho que si los Ferrari no mejoran en Valencia, se detendrá el desarrollo del F150 Italia y el equipo se centrará en el monoplaza de 2012, siguiendo así los consejos de Flavio Briatore.
Lotus Renault ha sido la sorpresa relativa de esta primera parte de la temporada. Relativa, ya que Renault es un equipo acostumbrado a reinventarse si hace falta. La lesión de Robert Kubica es un contratiempo importante, ya que aunque Nick Heidfeld no está haciendo malas actuaciones, tampoco es un piloto excelente. El ruso Vitaly Petrov, por su parte, empezó bien, con un tercer puesto en Australia, pero poco a poco ha desaparecido de los puestos de cabeza. Eric Bouiller ha hecho despertar al conjunto galo, de forma silenciosa y sin llamar la atención. Y a pesar de que mucha gente se sigue preguntando qué haría Kubica con este R31, lo cierto es que Renault ha mejorado respecto al año pasado, sobre todo en cuanto a la aerodinámica se refiere, con la introducción de los escapes que soplan hacia adentro.
Mercedes sigue lejos del nivel que exhibió Brawn GP. Ross Brawn no ha aportado grandes revoluciones al equipo desde su título en 2009, y no parece que la llegada de Bob Bell haya ayudado a mejorar las cosas. Nico Rosberg sigue con una regularidad pasmosa, haciendo actuaciones correctas, pero de momento sin llegar al cajón. Michael Schumacher también sigue, pero lejos del nivel que mostró en su etapa en Ferrari. Aunque el W02 tiene graves problemas de degradación de neumáticos, como se pudo ver en Mónaco, el coche no es malo, pero necesita una mejora aerodinámica evidente. Aunque ninguno de sus pilotos ha demostrado su verdadero nivel, hay que reconocer el esfuerzo, siempre y cuando dicho esfuerzo no se vea truncado por los accionistas de la marca, que se han planteado más de una vez cerrar el grifo económico.
Sauber es otra de las revelaciones de este principio de 2011 en la Fórmula 1. El equipo suizo ha arreglado los problemas de fiabilidad que le torturaron a comienzo del año pasado. La llegada de James Key, ex técnico de Force India, hace que Peter Sauber vuelva a crear un coche medianamente competitivo. Sus pilotos también han demostrado velocidad. En su segundo año, Kamui Kobayashi se ha echado al equipo a la espalda. En Turquía, donde acabó décimo saliendo último, firmó una de sus grandes actuaciones. Y en el Principado, logró su mejor resultado, un quinto puesto, gracias a una buena estrategia con el coche de seguridad. El mexicano Sergio Pérez ha demostrado que no está en Sauber solo por el dinero de sus patrocinadores, y no es de descartar que se suba a las barbas de su compañero en más de una ocasión.
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