Es difícil que en la Fórmula 1 aparezcan pilotos rebeldes. En los años 70 y 80, si el piloto no estaba de acuerdo con su situación, ir contra las normas, contra el sistema y contra los propios jefes de equipo era una situación bastante normal. Personajes como James Hunt o Nelson Piquet son ejemplos de personas poco acostumbradas a obedecer las órdenes de sus superiores. Pero en la actualidad, esa "raza" ha dejado de existir, bien por que los pilotos de hoy en día son más educados, o por la falta de carácter, o por un simple gesto de gratitud hacia el equipo que les paga. El único hombre que expresa su opinión a ratos es Lewis Hamilton, y no siempre le salen bien los tiros. Kimi Räikkönen tampoco se mordía la lengua y fue poco a poco apartándose del estilo de vida del piloto moderno. Hoy vamos a hablar de otro hombre, que se tuvo que ir después de intentar vivir a su manera, y no a la que quieren los patrocinadores y los jefes de equipo.
Juan Pablo Montoya nació en Bogotá en 1975. Hijo de un arquitecto, pronto descubrió que su hijo tenía dotes para conducir esos pequeños karts que le compraba. Arrasó en la categoría infantil y en la llamada "Kart Komet", y ganó el Mundial junior dos años seguidos, en 1990 y 1991. Su primer monoplaza fue el de la Fórmula Renault colombiana, categoría que ganó en 1992, con cinco pole position y cuatro victorias. Ese mismo año también hizo cursos en la famosa escuela de conducción del ex piloto Skip Barber, en Estados Unidos. Al año siguiente, en 1993, se adjudicó otro título, el Campeonato Swift GTI, donde hizo todas las pole position y ganó siete de las ocho carreras. Pero no dejó los karts, en los que siguió ganando en 1994, alzándose con el Campeonato Sudamericano de 125cc. Ese mismo año ganó la Fórmula N mexicana y fue tercero en las Series Profesionales SAAB, en Estados Unidos. La competición era propiedad de Skip Barber, que no se había olvidado del talento del joven colombiano; Montoya logró dos victorias y no tardó en hacer las maletas en dirección a Europa.
Ya en el viejo continente, Montoya se fue a la Gran Bretaña y compitió en la Fórmula Vauxhall en 1995, siendo tercero, con tres victorias y ocho podios. Su equipo era el Paul Stewart Racing, dirigido por el hijo del antiguo campeón mundial Jackie Stewart. La Fórmula 3 británica fue su siguiente paso. Montoya recaló en el equipo Fortec Motorsport, y se las arregló para conseguir dos victorias, una pole position y cinco vueltas rápidas, para acabar quinto en la clasificación. El piloto de Bogotá también estuvo en presente en las dos carreras de Fórmula 3 más prestigiosas, con distinta suerte: fue cuarto en el Masters de Zandvoort, mientras que en el Gran Premio de Macao tuvo que abandonar por culpa de un accidente múltiple. Pero además de conducir monoplazas, probó suerte en los turismos. Pilotó en la ronda inglesa del Campeonato Internacional de Turismos, en Silverstone, donde corrió con un Mercedes Clase C oficial. No tuvo un buen fin de semana, ya que abandonó en las dos carreras del certamen.
Juan Pablo Montoya siguió su camino hacia la cima en 1997, cuando entró en la Fórmula 3000. En la categoría inferior a la Fórmula 1 sorprendió a propios y extraños. Encuadrado en el equipo propiedad de Helmut Marko, el colombiano ganó tres carreras, hizo tres pole position y otras tantas vueltas rápidas; pero no sumó puntos de forma regular y se tuvo que conformar con el subcampeonato, por detrás de Ricardo Zonta. Se redimió en 1998, cuando llegó al potente equipo Super Nova, campeón los tres años anteriores. Montoya solo encontró oposición en un joven Nick Heidfeld, que por entonces era probador de McLaren.
El duelo entre ambos resultó igualado. Después de dos victorias en Hockenheim y en Hungaroring, Heidfeld se puso líder con cuatro puntos de ventaja sobre Montoya (49-45). En Spa, Montoya fue segundo y Heidfeld cuarto (52-51). Montoya tomó el liderato en Monza, ganando por delante del propio Heidfeld (61-58). Pero en la última cita en Nürburgring, el alemán, que iba a salir desde la pole position, fue obligado a empezar el último por utilizar un combustible ilegal. Así pues, Heidfeld tuvo que remontar pero acabó noveno, fuera de la zona de puntos y Montoya se limitó a conducir cómodamente hasta el tercer puesto, que le valió el campeonato; sumó cuatro victorias, siete pole position y cinco vueltas rápidas.
El duelo entre ambos resultó igualado. Después de dos victorias en Hockenheim y en Hungaroring, Heidfeld se puso líder con cuatro puntos de ventaja sobre Montoya (49-45). En Spa, Montoya fue segundo y Heidfeld cuarto (52-51). Montoya tomó el liderato en Monza, ganando por delante del propio Heidfeld (61-58). Pero en la última cita en Nürburgring, el alemán, que iba a salir desde la pole position, fue obligado a empezar el último por utilizar un combustible ilegal. Así pues, Heidfeld tuvo que remontar pero acabó noveno, fuera de la zona de puntos y Montoya se limitó a conducir cómodamente hasta el tercer puesto, que le valió el campeonato; sumó cuatro victorias, siete pole position y cinco vueltas rápidas.
Montoya, que por entonces ya era probador del equipo Williams, formó parte de un cambio de cromos entre el equipo inglés y el de Chip Ganassi en 1999. Ganassi cedía a Alex Zanardi, bicampeón de la CART, a Williams, y el estadounidense se quedaba con Montoya. Ya en el equipo de Ganassi, que tenía un coche con chasis Reynard y motor Honda, Montoya tuvo que vérselas con los pilotos del equipo Green, en especial con el escocés Dario Franchitti. De hecho, Franchitti era líder a falta de la última carrera, en el óvalo de Fontana (California), con 209 puntos por los 200 de Montoya. El de Bogotá había sumado dos accidentes consecutivos que le habían hecho perder el liderato. Pero en California, Montoya fue cuarto y Franchitti décimo. Ambos quedaron empatados a 212 puntos y el colombiano ganó por mayor número de victorias: siete, por las tres de Franchitti.
Después de saborear la gloria en su debut en Estados Unidos, el año 2000 fue muy diferente. Ganassi se cambió a un coche con chasis Lola y un motor Toyota muy poco desarrollado. El resultado fue desastroso: Montoya sumó siete pole position y seis vueltas rápidas pero abandonó en 12 de las 20 carreras, sumando tres victorias en una campaña llena de problemas mecánicos y accidentes. Pero la excepción se dio en las 500 millas de Indianápolis, donde Juan Pablo Montoya dominó de principio a fin y se llevó una victoria clara y contundente.
Después de saborear la gloria en su debut en Estados Unidos, el año 2000 fue muy diferente. Ganassi se cambió a un coche con chasis Lola y un motor Toyota muy poco desarrollado. El resultado fue desastroso: Montoya sumó siete pole position y seis vueltas rápidas pero abandonó en 12 de las 20 carreras, sumando tres victorias en una campaña llena de problemas mecánicos y accidentes. Pero la excepción se dio en las 500 millas de Indianápolis, donde Juan Pablo Montoya dominó de principio a fin y se llevó una victoria clara y contundente.
Justo antes de ganar en Indianápolis se hizo oficial el fichaje de Montoya por el equipo Williams-BMW de Fórmula 1. En 2001 el colombiano siguió con una buena dosis de irregularidad. Solo acabó seis carreras, aunque pudo ser sexto con tres pole position, tres vueltas rápidas y su primera victoria, en Monza. Montoya fue el jefe de filas de Williams a partir de 2002, siendo el mejor corredor por detrás de los imbatibles Ferrari. No ganó ningún GP, pero consiguió siete podios y siete pole position, acabando tercero en la clasificación final. Ya en 2003 sumó dos victorias más, en Mónaco y en Hockenheim, y fue candidato al título durante buena parte de la temporada. Pero una mala carrera bajo la lluvia de Indianápolis, donde fue penalizado, le condenó sus opciones; al final, fue tercero por detrás de Michael Schumacher y Kimi Räikkönen. 2004 no fue tan bien, ya que el colombiano solo pudo sumar tres podios, ganando la última carrera del año en Brasil (y la última de Williams hasta el día de hoy) por delante de Räikkönen.
Precisamente sería el finlandés su nuevo compañero de equipo en McLaren desde la temporada 2005. Montoya empezó de forma irregular, ya que se perdió dos carreras por culpa de una lesión jugando a tenis y fue descalificado en Canadá por salir de boxes con el semáforo en rojo. Pero a pesar de un buen final, con tres victorias incluidas, los problemas mecánicos y los accidentes pesaron demasiado y McLaren no pudo ganar el Mundial de Constructores, que se fue a las vitrinas de Renault; Montoya acabó el año cuarto. En 2006 las cosas no mejoraron. El McLaren MP4-21 era poco fiable y tampoco es que el Montoya pudiera hacer mucho al respecto. El caso es que logró dos podios, pero después de echar a Räikkönen de la pista en Indianápolis, fue despedido de McLaren y anunció su marcha a la NASCAR. Durante el resto del año, Chip Ganassi le acogió con los brazos abiertos y le hizo participar en diversas carreras de la Nextel Cup, la Busch Series y la ARCA RE/MAX para tomar el pulso de cara a la temporada 2007.
Precisamente sería el finlandés su nuevo compañero de equipo en McLaren desde la temporada 2005. Montoya empezó de forma irregular, ya que se perdió dos carreras por culpa de una lesión jugando a tenis y fue descalificado en Canadá por salir de boxes con el semáforo en rojo. Pero a pesar de un buen final, con tres victorias incluidas, los problemas mecánicos y los accidentes pesaron demasiado y McLaren no pudo ganar el Mundial de Constructores, que se fue a las vitrinas de Renault; Montoya acabó el año cuarto. En 2006 las cosas no mejoraron. El McLaren MP4-21 era poco fiable y tampoco es que el Montoya pudiera hacer mucho al respecto. El caso es que logró dos podios, pero después de echar a Räikkönen de la pista en Indianápolis, fue despedido de McLaren y anunció su marcha a la NASCAR. Durante el resto del año, Chip Ganassi le acogió con los brazos abiertos y le hizo participar en diversas carreras de la Nextel Cup, la Busch Series y la ARCA RE/MAX para tomar el pulso de cara a la temporada 2007.
Ese primer año, Juan Pablo Montoya ganó en Infineon y fue segundo en Indianápolis, pero no logró actuaciones destacadas en otros óvalos y acabó vigésimo, fuera de la lucha por el título. También ganó una prueba de la Busch Series en México. En 2008, no pudo igualar sus resultados del año anterior y acabó vigesimoquinto, con un segundo puesto en Talladega como mejor resultado. Cuando Ganassi cambió Dodge por Chevrolet, los resultados llegaron, y de qué manera: Montoya no ganó en 2009 pero sumó muchas posiciones entre los diez primeros y entró en la "Chase", la lucha por el título en diez carreras. En tres de ellas quedó atrás y solo pudo acabar la temporada en la octava posición. En 2010 sumó más Top 10 pero también más malas carreras y ese hecho le apartó de la Chase; ello no le impidió ganar su segunda carrera en la ahora llamada Sprint Cup: este fin de semana, se cumple un año de su victoria en Watkins Glen.
Desde que volvió a Estados Unidos, Montoya también ha participado en varias ocasiones en las 24 horas de Daytona, que se disputan a finales del mes de enero. Ganó la edición de 2007, junto con Scott Pruett y Salvador Durán; y repitió victoria en 2008, esta vez compartiendo volante con Pruett, Memo Rojas y su antiguo rival Dario Franchitti. En 2009 fue segundo, de nuevo con Pruett y Rojas; pero en 2010 se vio obligado a abandonar por problemas mecánicos, formando uno de los mejores equipos de resistencia vistos en años: conducían junto a Montoya su compañero de equipo en la Sprint Cup, Jamie McMurray, y los dos pilotos de Ganassi en la IndyCar Series: Franchitti y Scott Dixon.
Esta temporada, Montoya ha sido segundo en Daytona, repitiendo equipo con McMurray, Franchitti y Dixon. En la Sprint Cup un tercer puesto en Las Vegas es su mejor resultado hasta la fecha y no está lejos de las posiciones de cabeza. Aunque es vigesimoprimero, aún tiene opciones de entrar en la Chase. En resumidas cuentas, que Juan Pablo Montoya no ha echado en falta la Fórmula 1 ni mucho menos. Chip Ganassi le ha acogido como si fuera su propio hijo y puede estar seguro de que Montoya seguirá dando guerra, no importa si en un coche carrozado o en un monoplaza. El piloto colombiano no quiere ni oír hablar de una posible retirada a los 36 años. Con él, todo es posible. Si quieren ver espectáculo, síganle.
Y el martes en "Los hombres tienen nombre", Carlos Sainz júnior, el nuevo piloto de éxito español.
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